Han pasado 8431 días
6/3/03 23:20
piedras
Y un día nací entre piedras húmedas, unos años después de que mi tía Angélica muriera de tuberculosis y no de caerse desde la ventana, cuando apenas era un bebé, mientras la abuela se la echaba al hombro. Salió ilesa del batacazo y fue bella como el granito resbaladizo de la calle, de apariencia frágil y músculos de hierro duro. Me hubiera llamado Angélica en su honor y en su memoria, pero los cromosomas tiraron hacia otro lado y me quedé en José y en María, que no deja de ser una mezcla de sexos si se mira bien.
Nacer entre piedras está lleno de ventajas. Si te caes, duele y aprendes; además, tienes armas para lanzar al relamido gato del vecino, que decían que era de angora y parecía un felpudo azulado y torpe frente a mi Moriarty, felino follador donde los hubiera, siempre cubierto de heridas. Las piedras siempre están ahí, en la memoria que no se lleva el viento. Les puedes poner nombres, como a la de los ojos tristes, que según mis cálculos apunta en línea recta al Caribe, asomada al Atlántico. Estaba allí y allí seguirá cuando yo no esté, como una mirada hacia el oeste en el que andaban los barcos. Me ponía sobre ella y veía a mi primo Gabriel remendando las redes en un exótico puerto al otro lado del océano, mientras deseaba que volviera para ir a jugar al fútbol y a correr por la arena; mientras lo imaginaba como el Simbad del gran Álvaro Cunqueiro tirando mondas de mandarina al cielo y silbando.




Escrito por txema
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25/2/03 22:05
moncho
En contra de lo que muchos creen, internet no es sólo un medio de comunicación que permite hacer nuevos amigos. En ocasiones, te permite recuperar la proximidad con hermanos de muchas batallas a los que el trabajo y la vida en general alejaron físicamente de tu lado.

Escrito por txema
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