Han pasado 8286 días
26/4/02 13:08
grandes ventajas
Aunque no se lo crean, una de las grandes ventajas de la tecnología es que puedes hacer amigos. Como Lucas a quien dedico, en versión libre y sin autorización del Vaticano, una bendición. Espero que no sea pecado.
Otra gran ventaja es que el mundo se reduce y, por lo tanto, se amplía. Porque si estás cerca de personas que están lejos ya no estás lejos y es un ejercicio recomendable para todos aquellos que se resisten a borrar fronteras. Digo esto porque han coincidido dos relecturas curiosas, unas líneas de Juan José Sebrelli contenidas en El asedio de la modernidad donde explica cómo la mezcla es la única riqueza posible y otras sobre una de las películas que ha alimentado a muchas mentes calenturientas de este lado del mar. Me refiero a Aguirre, la cólera de Dios de Werner Herzog...de cuando éramos un imperio en busca de El Dorado, visionarios sin escrúpulos, locos como aquel Lope de Aguirre que condujo a sus hombres a la destrucción, a los mosquitos y a las pirañas.
Bueno, me puse serio...pero fue sin querer.
Escrito por txema
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22/4/02 2:56
destino
----> Es bastante probable que todo en esta vida tenga un sentido interno, un ritmo que encadena las cosas y al que podemos llamar destino. Hacía muchos años que no le daba vueltas a las películas de Kubrick y, últimamente, todo parece una confabulación destinada a que vuelva a repensar lo pensado. Allá donde voy me encuentro con referencias a su trabajo. Leyendo sobre el impacto que la novela de Arthur C. Clark ha causado en Antonio Montesinos me acordé de la primera vez que ví la película. Debe hacer unos veinte años. Mi amigo Carmelo me había pasado la novela y nos fuimos, en pleno fervor kubrickiano a un pase de 2001. Una odisea espacial que proyectaban en la sala de la Caja de Ahorros de Álava, ocupada por jubilados a los que habían engañado para ir al cine. Fue una experiencia surrealista. Los abuelos roncaban sin reparos ajenos a la proyección mientras Carmelo y yo poníamos cara de estar de vuelta de todo. Anduve un par de días intentando entender algo y recomendando a todos los conocidos que fueran a verla. No sé si todos me han perdonado, con varios me reconcilié gracias a La Naranja Mecánica porque el rollo de ir pegando al personal siempre tiene sus adictos, mientras al resto lo perdí para siempre en Lolita porque, sin duda, esperaban escenas más explícitas.
El caso es que Kubrick, al igual que Polanski, entra y sale de mi vida con una facilidad que nunca he acertado a explicar. Pasa años lejos y, de pronto, ataca con ferocidad recordándome que la búsqueda de la perfección es, tal vez, la más cierta de las bellezas.
___P.D.Por diversas razones que no vienen a cuento ahora no soy, digamos, un fan del Flash. Pero cosas como ésta merecen la pena, se llama When I Was 12....
Escrito por txema
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