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30/4/02 19:09


notas {musicales}


Cada día que pasa tengo más claro que una cosa conduce a la otra. Díganle destino si lo prefieren, pero todo lo que me ocurre parece seguir un ritmo precondebido y, por lo tanto, ajeno a mi voluntad. Dicho. Encuentro a otro lector de George Steiner, que no es tan simple como hallar un concursante desafinado para Operación Triunfo. Así que me pongo a rebuscar por su página, que lleva por título La Decadencia del Ingenio y encuentro el artículo Músicos y tiendas de informática, justo cuando yo andaba calentándome la cabeza respecto a algunas cuestiones del bel canto. Tendré que resumir mucho y dejar a mi querido Miles Davis para otro momento. Él lo dijo todo muy claro, pero no le veía la gracia a la música de los blancos porque no entendía que el hilo conductor fuera repetir siempre lo mismo, así que hubiera suscrito [supongo] lo que yo quiero decir pero por otros motivos.
Bien, vamos a lo del canto. Se juntan el artículo referido y el pensamiento preconcebido y, en esto, cae en mi buzón un engendro que lleva por título Monográfico sobre música clásica. Así que me leo, como siempre que me encuentro en situaciones similares y como mozartiano confeso, la presunta biografía de Antonio Salieri, aunque sea mutilada y copiada de otro autor [Guillermo Orta Velázquez, 100 Biografías en la Historia de la Música, Ed. Joaquín Porrúa, 1962]. En cualquier caso, el breve resumen demuestra que el compositor italiano que ha pasado a la posteridad como monstruo comido por la envidia y, a la par, hábil cortesano fue un mero aprendiz al lado de los actuales superventas del rollo operístico, alias los tres tenores con la Caballé de jackpot. No les quito ni uno sólo de los méritos que tienen, que fueron unos cuantos, pero me causa una profunda tristeza saber de grandes cantantes a los que han condenado al ostracismo mientras miles de espectadores aplauden sus patéticas voces actuales y adquieren sus no menos abominables grabaciones de andar por casa y sacar unos euros. Son culpables de una ambición enfermiza que nos ha privado de artistas mejores a los que el tiempo no podrá poner en el lugar que hubieran merecido.
nota: El enlace de Operación Triunfo no conduce la página del invento. Razón: no me apetecía. Grado de satisfacción: razonable rolando a medio razonable.


Escrito por txema

    

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