Han pasado 8566 días
9/3/03 0:06
miradas
Según se mire, una fotografía no es nada. Es algo que ya no está, un intento de encerrar la arena en un puño al que miramos esparando que nos hable. Y si es algo, es una mirada. Carlos, con quien he tenido el placer de trabajar durante muchos años, es el mejor fotógrafo que he conocido. Nunca será el más famoso, tampoco creo que le importe demasiado, pero para mí siempre será el más importante. Iba a decir que he aprendido mucho a su lado, pero es complejo eso de aprender a mirar porque, en contra de la opinión mayoritaria, las fotografías no se hacen. Simplemente, se ven. Están ahí y tienes que cogerlas, separar lo esencial de lo superfluo y lo verdadero de lo falso; tienes que entender lo que te rodea y ser capaz de resumirlo en unas milésimas de segundo de historia quieta. Hoy, mientras charlábamos en casa, le he hecho un retrato, y he experimentado una extraña sensación de certeza.
Después he leído unas líneas que Paz escribe sobre algunas de mis fotografías y sobre su miedo a escribir algo inconveniente. Y es cierto que me molestan los halagos y que me gustan los silencios. Lo primero porque soy débil o porque soy un estúpido perfeccionista o por las dos cosas a la vez y, lo segundo, porque hay palabras que no admiten otra que las siga y sentimientos en los que apenas cabe una sílaba.
Me voy a atrever a mostrarme efusivo. Y te prometo que la próxima vez que pase por aquellas largas calles buscando el desvío de Ponteceso me detendré para darte algo que no digo para evitar el pareado.
Escrito por txema