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9/10/02 1:37
brighton punch I
Durante años pasé largas temporadas en el Crest Hotel de Bolonia. Ahora no existe. Sobre la fachada un gran letrero reza Holiday Inn. El nombre lo cambia todo, aunque el Bar dei Cardinali sigue como lo dejé.
Gianluca, al otro lado de la barra, iba camino de convertirse en una leyenda. Me aficioné, después de probar la larga carta, al Brighton Punch, un compuesto de bourbon, zumo de limón, zumo de naranja, brandy, benedictine, soda y cubitos de hielo. Mientras apuraba el último, Gianluca me contaba historias de Brescia y de Donatella, que en realidad se llamaba Paola, prostituta y una más de la casa. A menudo, cuando no había trabajo en las habitaciones, se unía a nosotros y dábamos el local por cerrado después de escuchar a aquella mujer de aire sofisticado, largas piernas y rostro agraciado referir las virtudes del vino de Montalcino, "rosso rubino intenso", el famoso Brunello, y de los paisajes de su Toscana natal.
Como Gianluca era homosexual y yo un consumado defensor del amor sin previo pago, componíamos un trío curioso en el que Donatella se encontraba segura y al que narraba sin recato las virtudes amatorias de hombres a los que a la mañana siguiente podía sostener la mirada en el ascensor mientras pensaba, si era el caso, "no te des esos aires, que la tienes bien pequeña". El hilo musical dejaba caer sobre nosotros una de Claudio Baglioni. La vida era bella.
Escrito por txema