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El príncipe Harry de Inglaterra se pone una esvástica en la manga para acudir a una fiesta de disfraces y, como castigo, piden que no ingrese en la academia militar a la que tenía previsto ir, cuando lo adecuado es que nunca saliera de ella.
Los nacionalistas vascos tienen un plan y Zapatero se pone pomposo y habla de "rechazo contundente". Fantaseo con la hipotética expresión rechazo sintundente, que vendría a ser lo que un canario a un cuervo, igual vuela y acojona menos.
Le envío un beso a Delia, con quien tuve el placer de desayunar el otro día en Madrid. Ahora no escribe porque se ha transformado en una gran aficionada el jazz.
Y otro para Gustavo, un perro que se enamoró de mi mano derecha.
Los R.E.M. estuvieron bien, aunque la acústica de Vistalegre sea una contradicción y, un par de calles más allá, en un bar de esos de barrio popular, vendan los bocadillos más caros de la capital.
En mitad de la Castellana me cayó encima una rama de árbol de unos tres metros. No pasó nada, el techo del taxi paró el golpe.
Me duelen los dedos de tocar el bajo, aunque él está peor porque tiene molestias en todo el mástil.